Estar parado en el camino
sin saber del destino
el por qué
ni cuando será
que cada uno de esos pasos
dejarán las tenues huellas
borrándose, abandonadas
al viento de la madrugada
perdiéndome del pasado
naciendo a lo nuevo
al sol, tibio sol
de un día más a vivir.
Por qué todo ha de pasar
y yo detenido, aquí
mientras ocurren
mas allá
con la constancia de un río
que inevitablemente
desembocará
en el futuro.
La calle solitaria
de madrugadas
pasa lenta, en el empedrado
húmeda de infinitos brillos
se escapa en un hilo de agua
tragada en la esquina.