Inhóspito, lejano, deshabitado.
Cabalmente lúgubre, oscuro,
día que vistes de cuervo,
llegaste… llegaste huracán,
malévola urna del destino.
Ignoto de mi situación,
y ahora en furia irreprimible
irreversible, irrefrenable…
del corazón que sostengo en pecho
alma a media asta que escribe para si
llena putrefacción del vacío
abominación, indiferente, nefasta
¡Guerra que encierro y oprimo en letras!
¡Pútrido ser! Aborrecerte debería
detestar tus depravados pensamientos
¡Te maldigo! ser que vive dentro de mi
¡Te maldigo! creador del odio,
creador de poesía.
Ser que vive en la lágrima de mi ser
ser anónimo, ente demoníaco y perverso
omnipotente en mi cabeza, en mi alma,
en mi poesía, en mi corazón.
¡Sencillamente desaparece!
malestar que invade
sin previo aviso, inmisericorde
razonamiento enfermizo de mi amor.
No hay más, sólo está vacía furia
incontenible, irresistible y adictiva
daga errante en pensamientos inútiles,
rimas desconocidas, poesía inconclusa.
¡Obra maestra! Locura te pago sentencia
perla negra doliente… eres mi don,
quisiese arrancarte y tirarte al fuego,
quemarte en vida, más perjudicial sería.
¡Parasito! te alojo dentro
abrazándote en brasas de odio
abrazándote para no sentirme solo,
ser, locura, poesía ó don.
Desértico, aislado, inexplorado.