Tu rico néctar florece
como los lirios y rosas
de corolas tan hermosas
que paisajes embellece.
Tu rostro, hermoso amanece,
con un brillo anacarado,
que me tiene enamorado
y pegado a tu cintura,
abrazando tu figura
locamente embelesado.
Floreciendo tu figura
como los bellos jardines
en tu cuerpo con jazmines
y sus flores con blancura.
Diosas de toda ternura
son tus manos en mi espalda;
y tus ojos, de esmeralda,
que iluminan hasta el cielo
que me dan siempre consuelo,
como flores de guirnalda.
Y tu tibio beso quiero
de una forma permanente
con tu boca tan ardiente
refulgente cual lucero.
Y en mi lecho yo te espero
para beber tu dulzura,
lentamente, con cordura,
hasta el último suspiro...
¡Un suspiro, sin respiro,
que desate mi locura!