Muchos te llaman \"rey\"
y con justa razón así te llaman.
Yo, en cambio, te prefiero
como un cordero humilde y degollado.
Eres quien vence en la cruz del madero
desbaratando el lazo del cazador impío,
quien resucita muertos, quien cura a los leprosos,
quien puede convertir
mi desdicha en un canto alegre y jubiloso.
Pero siempre en la cruz, siempre desde la cruz.
Oh Jesús eres tú del madero la fuerza
y por eso eres sacrificio puro,
ofrenda y oferente.
Tu cruz nos justifica, nos libra del pecado.