Al mirarte mi alma se embelesa,
de pronto el corazón se ha detenido,
y sólo ha de latir, si su latido,
se ilumina en el sol de tu belleza.
Florece en tu sonrisa la promesa,
que a toda mi existencia da sentido,
pues la gloria de haberte conocido,
justifica mi vida con largueza.
Porque sólo respiro tu perfume,
y sólo se soñar para soñarte;
porque mis ilusiones se resumen,
en tocar paraísos al besarte;
mi espíritu en tu fuego se consume,
porque sólo soy hombre, para amarte...