Me asomaré a la terraza de mi alma,
Y las golondrinas saldrán de sus nidos,
Expectantes como las luces del alba.
Y miraré tu habitación sin cortinas
Ni visillos que enmudezcan la sangre,
Nuestra sangre de albatros resentidos,
Y veré tu sueño de amapolas clandestinas.
Entrará despacio quién fui, enamorado.
Y sentiré la palidez del color del ser más puro,
Puro en la fuerza, guerrera en la batalla,
Bendita en el amparo y en tu templanza…magia.
No añoraré pasados malcriados, ni equivocadas
Premisas que al surgir todo lo empañan.
Seré un espectro etéreo y cuidadoso
Y besaré tu frente de lejos, duende en las ramas,
Tan luminoso y frágil, que tiende al infinito.
Y volveré dichoso y cerraré la casa de Yakó,
El siempre recordado.
Te amo brillo inmenso, como tu hermano ido,
Como el amigo ausente, como el eco que acaba.
Paco José González