¡Oh, mi Dios!...
Cada día deseo estar
dentro de ti,
porque cada día me decepciono
de todo lo que me rodea...
¡No sé, Señor,
por qué cada vez que trato
de auscultar los corazones,
ahondar las miradas
y actitudes
que me desconciertan
(encontradas en mi
diario caminar),
percibo miseria humana
en cada acción, en cada palabra,
viendo cómo se oculta la verdad
bajo el manto de la mentira...
Y siendo Tú, Señor,
\"La Verdad y la Vida\" ,
quiero permanecer a tu lado,
deseando con vehemencia
refugiarme en ti...
porque Tú, Señor, eres mi
refugio y fortaleza ...
¡Y cuando mi emotivo corazón
es tocado con la puntilla
de la indiferencia,
intolerancia, vaciedad,
siento cómo el frio acero,
penetra rozando las fibras
más sensibles de mi alma!...
¡Es entonces, Señor,
cuando más te necesito!
¡Cuando más deseo quedarme
para siempre en esa
fortaleza incólume
que eres Tú,
¡Oh, mi Dios!...
Nhylath
(MZV-134-18)