Este dragón, esta llama que destroza,
esta serpiente venenosa que me rodea.
Este navío para una peligrosa marea.
Esta muralla de cabellos. Amor devora.
Esta nube de estrellas que aflora
criatura sin vida acá, bombea.
Esta rama vieja que me bloquea,
esta ola que mi pecho adora.
Es vereda de lirios, lecho de estribillo
donde con fuego cabalgo tu presencia
entre los escombros de mi demonio abastecido,
y aunque busco el placer en mi conciencia,
me da tu gemido meseta erguida
con juego y temblor
de orgasmo de esencia.
Quiero probar mi amor
y te lo imploro para que lo quieras,
y me toques en un alba de sequía con un puñal,
con tu calor y tu manto.
Quiero regalarte mis colmillos
para poseer tus flores,
convertir tu prado y tus pudores
en eterno cementerio de duro llanto.
Que no se pierdan tus esmeraldas,
heridas por decrépita luz
y las palabras insensibles del pudor
de la luna negra.
Quiero consumir tu sangre
y serás para las tumbas,
sombra por la tormenta enloquecida.