Caminan por las calles de la ciudad
esperando la misma rutina del día
pero sin nada extraño que encontrar
Solo sentarse en la aceras
perdiendo su mente
en las nubes que fraguan el cielo
viendo esos grandes animales aéreos pasar
Es su vida, solo sentarse y observar
La gente transeúnte y compañera de la vida
no los mira con desprecio
simplemente no están
sus ojos no alcanzan tal cobertura, la verdad
¿Será que son fantasmas vivientes?
No lo sé
que mas se puede esperar
No tienen nada
fuerza, deseos, metas
solo la desolación de un días mas
pero guardan en su corazón
engaños, desespero
y de pronto la esperanza de un pedazo de pan
No se sabe que piensan
a nadie le importa conocer mas allá
alejados del todo cotidiano
se dejan llevar, miran los colores del asfalto
nada cambia, todo igual
Se alejan cabalgando en caballos
pero van hacia la soledad
guiados por el olor alucinógeno
de lo único que los puede escuchar
El tiempo ya no es tiempo
solo instantes, no más
su rostro se va ensoñando
su camino perdido está
Alzan las manos contra la lluvia
pero ella se aparta si piedad
tampoco los quiere un poco lavar
tampoco desea para ellos algo de dignidad
Y la gente
hipócritas de la vida
lo tienen todo
incluso un lugar donde despertar
pero los insultan
si con ellos su rostro va a dar
los desprecian
si la mano pide ayuda, una limosna nada mas
Como si no fueran humanos
presentes en la mente están
pero lo único que han logrado
es ignorarlos, sin piedad
No tienen alma,
se las quitó la sociedad
son compañeros invisibles
como la enfermedad
no los miras, pero sabes
que allí donde puedan
van a estar
No ignores amigo
ellos mas que nadie
necesitan hoy
una comida que levantar
y olvidarse que la vida injusta
y el pueblo amonestador
no pretende disfrazar esa soledad
deseamos un cambio
y es necesario empezar
tu decides si ahora,
pero recuerda que
mañana puede este mundo acabar