Me apetece dormir,
dormir en el remanso del silencio.
Al despertar,
beber un café y echar un vistazo
a los pajaritos del mañana
revoloteando nostalgias,
como añoranzas que perdí
hace ya algunos amaneceres.
Y de paso,
me apetece vivir esta vida inesperada
que cargo como un regalo
o un desahucio prolongado.
Qué habré de saber yo
de ese destino que me espera tras la puerta
si la más grande de las interrogantes
puede ser la más sublime de las bellezas.
Mario Cid