Te observare, antes que la noche nos oprima de olvido
Y los cometas intenten la farsa de las luces
Antes que las barcas recojan sus velas
Porque el sol de rayos dorados los cambie a negros velos
Te miraré, antes de que tus cabellos los moje el río
Dando motivo y razón a sus aguas cristalinas
Y las flores de tu piel aparezcan en sus orillas
Posándose tibiamente en mis manos insensatas
Te contemplaré absorto,
En el vuelo majestuoso de golondrinas peregrinas
Desafiando la lluvia entre cristales de mar y cielo
Y el horizonte se abra como un beso y un poema
Te advertiré, sonriendo danzarina en la cumbre de las olas
Cuando impotentes tus temores, fallezcan en susurros
Y el viento te levante sobre penas y dolores
Hasta llegar a la orilla de mi pecho emoliente
Te notare, en la luz enloquecida de tus ojos penetrantes
Cuando la mañana nos engendre como pequeños infantes
Y te desgranes inocente entre mis dedos y despojos
Y tú murmullo sea alarido y mi susurro latido