Por la justicia luchando
quedaron flores marchitas
el desierto, fue secando,
Claveles y Margaritas;
y hoy… lo estaba recordando.
Recuerdos en mi memoria,
retratos que no se olvidan
que en el alma ellos trepidan
como parte de la historia
con toda su trayectoria.
Y fugaces las estrellas,
van dejando muchas huellas.
Ya su luz desvanecieron
y en el cielo sus centellas
son de obreros que murieron.
¿Cuántos los que perecieron,
por la paz y la justicia?
Mientras otros fallecieron
batallando en la milicia
y valientes combatieron.
La sangre corrió en los ríos
en los mares y lagunas
en terrenos tan sombríos
en montañas y las dunas
y en verdosos sembradíos.
Hoy se va la madrugada
dando paso a nueva aurora
en el aquí, en el ahora,
con respuesta denegada…
¿Por qué tanta alma traidora?
¡Prohibido olvidar la historia…
mucho menos sustituirla;
o tergiversarla, herirla,
porque un pueblo sin memoria,
se condena a repetirla!