Me iluminas con tu blanco brillo,
y me riegas con agua de la esperanza
esparciendo el rocío de la alianza,
con tu espejo plateado y farolillo.
Tu mirada se refleja en el cristal
de la marea del mar, por tí imantado,
que miles de lágrimas llora, emocionado
por tu fuerte atracción y belleza astral.
Tus nocturnas y ocultas vibraciones,
son como un suave y mágico olor,
como una seducida y bella flor,
qué perfuma de azahares las emociones.
Eres el diamante que brilla en un broche,
el destello que ilumina la oscuridad,
fiel acompañante de la soledad,
en el sueño hechicero de cada noche.
José Antonio Artés