En medio de la tristeza y la felicidad
No determino si es el limbo o la infinidad
Atónito miro las puertas cafeínadas
Que se me cierran con cada golpe de profundidad
Pálpito e incrédulo admiro el camino de lunares
Que entre líneas me señalan el hogar de mi atómica eternidad
Mientras vuelvo con vientos hollados negándome a los céleres