MANDATO
El día que Prudencio José cumplió la mayoría de edad
sostuvo para si el chochecito de juguete que conservo de su niñez.
Era a pila, se desplazaba hasta chocar las paredes, los trastos,
luego cambiaba de dirección para ir a buscar otro obstáculo.
Sus amigos no sabían cosa alguna de su cochecito,
Sus padres solo trabajaban por hacerle honor a su trabajo.
Los profesores enseñaban su ciencia como si fuera porvenir.
Las autoridades impartían –vehementes- leyes en su nombre.
Los científicos experimentaban en nombre de la propiedad intelectual.
Nunca supo Prudencio la fecha en que cumplió mayoría de edad.
Eran tiempos en que el futuro tenía forma de limosna.
En el que la gente no intentaba siquiera mirarse a los ojos.
En que la exaltación del mandato era una forma del ser.
Era tiempo en que el significado de pobreza medía en dinero.
Se vivía sin rumbo, hasta que las fuerzas alcanzaran,
sin preguntárselo, hasta chocar con un obstáculo
y, luego, partir sin preguntar hacia otro lado.
Como ese cochecito que Prudencio José
sostuvo el dia en que cumplió su mayoría de edad.
Anton