A Ivis Zamora
Son tres años que he soñado divagante
sobre los grandes océanos que adoro;
son girasoles que entregan tu tesoro
que murmuro tras mis sueños delirante.
Tu mirada me impregnaba fantasías
y te odiaba desdichado en mi memoria;
tú creías que añoraba trayectoria:
Cada rato fuiste mi melancolía.
Fuiste pensando que no lo pensaría
y propusiste más estrellas que el cielo:
Hoy te digo que tú vives todavía;
he soñado con tus sueños sin consuelo.
Estuviste desfilando las sonrisas
que nacían tras mis labios repentinos;
y en mi pecho susurraban las premisas
que nacieron de los sueños cristalinos.
Te fuiste reprochando las ilusiones
que creías que pensaba de tu boca
y me fui por las praderas sin razones
porque este sueño entre sueños desenfoca.
Y charlamos como nunca sin sentido
que en plegaria murmuraba desdichado:
Me revelé rápidamente a tu lado
que hoy seguimos claramente del olvido.
Fueron sueños lo que sueños presentía
¿Qué benevolencia? —Ahora es un recuerdo
que circula por mi mente cada día
cuando en celos ya presiento que te pierdo.
Sé, que te pasa lo mismo y lo presiento
que sin ser lo más probable lo he pensado;
piénsalo si ya te hubiera despreciado;
ya mis sueños no tendrían un momento.
Cuánto anhelo los detalles que han pasado
que en silencios ya te he dicho que te quiero:
Nunca olvido los momentos del letrero
que hasta siempre me trasladan por tu lado.
Te he pensado como a nadie si es medida
en destiempo que procuran las sorpresas:
Ya peleamos para adaptar la vida
escribiendo en ella misma las promesas.
¿Qué dilema?, ¿qué fragancia?, ¿qué figura?
Ya lo vimos en las frases que nos llegan;
ya lo pienso propagando mi locura
que deliro pensamientos que se entregan.
Reproduje los recuerdos por mis iras
en repuesta de calumnias misteriosas;
me buscaste propiciando mariposas
que al verte pude sentirlas sin mentiras.
Te atreviste reprochando lo que labras
y en problemas semicultos has pasado:
Hoy te digo meditando mis palabras
que no puedo trasladarte sin traslado.
Este aroma se sorprende tan errante
por las cosas que saludan tu hermosura
¿Qué más pensaría yo por tu figura?
Hoy protesto por el resto divagante.
Hoy no quiero ni lanzarte por la suerte
ya que anhelo sin reproches que te pienso:
Pues, no he dudado quedarme en el suspenso
frente a frente delirando sin perderte.
Discutimos por miradas mentirosas
que pensaste por instinto los dilemas:
Comprendimos los misterios de las rosas
desechando con motivos los problemas.
Prosigo; prosigo reprendiendo auroras
que sonríen desdichadas de alegría;
nos juntamos ¡que grandiosa fantasía!,
nos besamos sin problemas tras las horas.
Y te fuiste por un tiempo delirando
en consuelo literario sorprendente;
y viniste saludando resiliente
el entorno que recuerdos me fue dando.
Es tu nombre la silueta más hermosa
que convence las mareas de los vientos;
yo sin dudas introduje sentimientos
y alcanzaste las materias de una rosa.
Ya pasamos lo que nunca pasaría,
ya lo ves; me reduje sin la fragancia.
Ya lo viste que te pienso en la distancia
y murmuro las palabras de ese día.
Eres tú del gigante la bienvenida
porque apuras torturando los repudios
ya me he visto sorprendente en mis estudios
y es por ti la resistencia de mi vida.
Esta resistencia a Dios se la suplico
para amarte como nunca y decidido;
esta carta en las mareas testifico
por desenlace arrogante del olvido.
Te procuro que me mientas de repente
si lo has hecho totalmente sin cuidado,
yo no quiero que decidas por la gente;
yo te pido que deseches mi pecado.
Discutimos, qué sorpresa me fue dando,
pues no quise saludarte en tu llegada:
Pensaste mal desechándome en la nada
y te perdono, porque quiero ir penando.
Me lo tomé como reto sorprendente
si es que quise perdonarte tus excusas:
Esas frases melódicas y confusas
que mostraron al silencio lo presente.
Amor, te lo digo, porque lo supiste;
no lo niegues, no me salgas delirante.
Amor lo repito, creo que entendiste
y te aforo murmurando divagante.
Son tus celos los fantasmas reprimidos
que intimidan mis sonrisas por los valles;
es el viento la gran cárcel sin detalles
que suprime los antojos sorprendidos.
Nuestra historia testifica lo pagano
de este mundo misterioso sin destino:
¡Oh mi amor ya prepárame tu camino
para hallarse los antojos de tus manos.
Hoy juntemos nuestros grandes corazones
que enseñan todos los días por amor:
En tus labios me elevaste en ilusiones
y me perdí locamente tu esplendor.
Tus palabras son azúcar disolvente
que se adhiere por mi cuerpo trastornado,
yo no quiero responderte sin cuidado
solo quiero propiciarte mi presente.
Son tus labios los proverbios de mi mente
que comprendo del silencio meditado,
ya me vuelve sorprendente mi pecado
susurrando las palabras de la gente.
La calumnia contagiosa doy sediento
a los campos abrazados de consuelo:
yo te quiero, yo te adoro, yo te anhelo
y en mi pecho yo te guardo el sentimiento.
Del regreso que tuviste me sorprendo
por tus cambios saludables del despecho.
Tú me quieres, yo te quiero, ya es un hecho
que la vida nos conmueva le comprendo.
Son tus manos los adverbios de mi vida
que susurran las tensiones del pasado;
son tus brazos dos imanes sin guarida
y tus ojos dos luceros que he soñado.
De disputas tenebrosas me deliro
porque quiero superarme de tus besos;
tanto asombro desdichado ya suspiro
por los sueños tentadores y traviesos.
Es que sin ti me derrito en un segundo
porque creo que has creído mis pasiones:
No lo niego que tus besos son canciones
y mis versos los suspiros de tu mundo.
Samuel Dixon [11/10/2021]