Se va la tarde
y yo me voy con ella
sin darme cuenta.
Se marcha el tiempo
y yo sigo sus pasos
igual que un pato.
Es algo triste
estar viendo la vida
pasar sin prisa.
Por eso quiero
vivirla intensamente
y sin dobleces.
Si tú quisieras
tendrías a mi mano
junto a tu mano.
En el camino,
seríamos dos niños
buscando el limbo.
Un nuevo mundo
de letras y de versos
con nuestros sueños.
No habrá fronteras
ni besos que confundan
soles y lunas.
Seremos dos,
las rimas diminutas
de un corazón.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/06/21