Prefiere enmudecer mi alma,
no produce en su compuerta una palabra,
quiere de impertinencias ser negada
y al insulto fuerte de tu rabia.
Despedazas la armoniosa esfera,
quiebras el jarrón de espera,
en pedazos queda suelto lo que era.
Y mudo el anaquel de mis defensas
que no quieren juzgar de tus pobrezas,
solo escucha con tristeza.
Y en lugar de dos locos en escena
Uno, eres tú: en esa rabia plena.
Isaías González Arroyo