José Antonio Artés

PUBERTAD

 Viniste de repente,  para raptarme,

del refugio confortable que yo vivía,

me fuiste desnudando, día a día,

 sin nada más con qué arroparme.

 

Abriste mis ojos, sin saber,

que el camino podría ser un calvario, 

mirándome en el espejo a diario,

viajando lentamente hacia otro ser. 

   

Entre la inseguridad y el temor

mis debilidades se transparentaban, 

como cartas de amor que mataban,

 y las hojas marchitas de una vieja flor.

  

Aparecieron tantas puertas inciertas, 

y sin saber, cual era la más oportuna,

 centenares de vacilaciones y lagunas,

que fluyeron hasta abrir las compuertas.

 

Me apeaste en la estación de la juventud, 

entre campos de mayor  tranquilidad

donde se cosechaba la serenidad,

donde tú,  perdiste toda la plenitud.

   

José Antonio Artés