Quiero calma para este huracán
y sentir la inmensidad azul
brotar con todas sus luces
Derretir el terror
y asimilar esta soledad
dando gracias por vivir
y estar aquí conmigo
luchando por sueños invictos
Yevo al extremo onírico mis sentidos
y briyo en el aire cual fugaz espíritu
Nadie me ha oído pasar sin ser visto
entre los árboles coloridos y otoñales
El silencio nadie lo sabe
Andan ruidosos como locos salvajes
presumiendo de bienes materiales
que serán males cuando el Sol baje
y se desdibujen esas futiles imágenes
como nubes al pasar mi espíritu fugaz
hecho viento en la oscuridad de la noche
Momento en el que converso a mi alma
para calmar este huracán que por dentro me recorre
Iniciado despertar, lo capto con el alma
y una paloma posada sobre las palmas de mis manos
Incongruente realidad, me afano en su fundamento
y pienso que nada es verdad, todo ficción, un cuento
donde las sombras dan miedo, pero pregunto
y no hay voz que responda, solo una respiración silenciosa
Completamente asolas cavila
integrando algo de vida terrenal, desde fuera
Encendido cristal, espíritu de luz celestial
Aumento mis ganas de volar, una nube me sube a sus alas
y siento la parsimoniosa melodía del día en mi alma
Desfayecí ayer, o antes, pero arriba siempre amanece
y yo tambien vuelvo a levantarme aunque me pese
su ausencia, la falta de mi amada, triste revés
de mi feliz deseo:
se fue su fuego lejos del mío,
y me dejó frío este sentimiento infinito que escribo
sobre el lírico sonido del río donde se originó nuestro idilio