En las brisas de un río
vierto amaneceres.
Enhebro los ayeres
entrándome ya el frío.
Aguas ríen el amor
que el adentro me acaricia.
Es la lluvia que suaviza
los rigores del calor...
Letras teclean jugosas
las quejas del corazón
en los ratos de pasión,
estremeciéndome airosas,
que el Genil las ha vertido
en el sonoro rodar,
ahogándome el estar
de quereres que he sentido.
Dejo en corriente poner
esta cadena de ardores,
que me aprietan los amores,
viendo las aguas correr...,
- y a tu lado pasarán
los pulsos de mi querer-.
(salvador)