Así, como si el agua entre los iris
no transcurriera y lentamente se desvaneciera
el cuerpo, y la mente persistiera.
Eres hijo de la niebla, futuro encarcelado
lejos de los bosques y las farolas tan inciertas.
Así, como si el pasado se esfumara, y el olvido
fuera una cuenta atrás en lo hondo de la nada.
Tu cuerpo sagrado y la oblea que todo lo preserva.
Tu sueño destinado a golpearse metódicamente
la cabeza. Cristales de ausencia para la nieve
de la niña. Su futuro de conjuntivitis lleno
de espejos y fuego y quebrantados los ojos
hasta las pupilas. ©