Cuando cuento las horas en el reloj del tiempo
viendo el día radiante sumergirse en la noche;
cuando por fin observo la violeta marchita
y cómo rizos negros se tornan fría plata;
Cuando veo a los árboles despoblarse de hojas,
que ofrecían cobijo de sombra a los rebaños,
y veo agavilladas las nieves del estío,
sobre unos carros fúnebres con sus barbas hirsutas;
me pregunto que suerte correrá tu belleza,
sé que te irás con todos los despojos del tiempo
pues lo bello y lo dulce deben sacrificarse
y morir mientras ven como crecen los otros;
nada puede parar la guadaña del tiempo
salvo, quizás, un hijo cuando te lleve a tí.
WILLIAM SHAKESPEARE