Olvídame cuando quieras,
Olvídame hoy:
Sácame de tu vida, ahoga el último
recuerdo que tengas mío,
has que tus adentros piensen que estoy muerto,
qué ya no existo.
Borra de tu mentón todos aquellos besos,
borra de tus labios el último trago de saliva que tengas,
ignora todo aquello que te traiga recuerdos, arrumba mis caricias,
omite mi silueta de tus ojos.
Has que no quedé ni rastro mío en ti,
qué no cause lastima mi nombre, ni dolor mi memoria.
Pero antes de extraviarme en el profundo olvido,
sáciate de mí, hostígate con mi poesía y todo aquello que te dí,
saca todo el provecho a esos momentos vividos,
a esos momentos que son ahora una simple y dolorosa añoranza.
Después olvídate de mí, mátame en silencio y de lejos.
Anda,
no temas para eso vine a tus pies;
para ser olvido.
Anda no tengas miedo,
olvídame,
hazme aún lado,
ya no me pienses,
ya no me recuerdes.
Olvídame cuando quieras que yo te olvidaré
es más olvídame hoy que yo ya te olvide.
Y si por alguna razón no puedes hacerlo,
y sin querer me piensas en un parpadeo,
me sientes en una corazonada,
me hueles en el viento
y sin explicación me sueñas,
y si es que no me puedes olvidar,
y no quieres hacerlo es porque yo
en ningún momento te he olvidado.
José Iván Cervantes