Alimento el inútil autoengaño
de soñar, todavía, con tenerte
una ilusión que, ciega, me hace verte
sin el veneno, aún, del desengaño.
De realidad me niego darme un baño
pese al rechazo que cambió mi suerte,
tu negativa atroz a yo quererte
hecha la causa de este infame daño.
Creé, por ello, un mundo alternativo,
un universo propio en que me llamas
cariñosa, también, a tu manera.
Es su escenario dónde sobrevivo
pues no acepto saber que no me amas
siquiera un poco, un poco tan siquiera.