QUINSONNAS

CARIBEÑA (SONETO)

 

 

 

 

 


Un natural y fresco desparpajo

aprecié tras tu gracia caribeña

en un talante de actitud risueña

que de inmediato mi atención atrajo.

 

A mis defensas las tiraste abajo

y ante tu fuego se prendió mi leña

frente al perfil innato de una isleña

que desenvuelto desde el mar te trajo.

 

El jardín de tu magia fue inconsciente

por dejarme apreciar sus lindas rosas

aun sabiendo, quizá, que me herirían.

 

Pizpireta te hiciste la inocente

para, luego, decirme que esas cosas

no pensabas, en mí, que ocurrirían.