Lourdes Aguilar

A TI

Cuántas veces has compartido mis fugaces alegrías

estallado con el júbilo de un simple atardecer

en armonía con el espíritu elevado cual gaviota

elevando una tímida plegaria

sintiéndome en esos momentos escuchada

ahuyentando los pájaros negros que llegan incesantes

con sus caretas de adefesios

y sus burlas estridentes

 

Tantos sueños cobijados en tu noble pecho

pecho inmenso como pocos

campo silvestre tapizado de colores

donde desempaco mis cargas

 invento juguetes

reescribo historias

trepa la ardilla, corre el impala

en el subsuelo y en el cielo siempre es abril

en tus brazos siempre abiertos

fortaleza a donde llega mi ejército abatido

con su pendón en jirones arrastrando derrotas

pero redoblan los tambores a su llegada

regocijándote como si fuera yo

famoso general o poderosa reina

A ti, a quien inevitablemente regreso

encendida como una tea prendida de deseo

entre velos y gasas

para que me desenvuelvas como a un regalo

escuchándome incansable

pronunciar sensualmente

tu nombre renovado

tu nombre como un conjuro

proveniente de algún sitio

que poco a poco se introduce por tus oídos

enervando cada una de tus fibras

un sitio donde solo los amantes más fogosos

navegan hasta dar con una isla

y al contacto de sus plantas retumba toda

despertando las fieras de sus nichos

ahuyentando bandadas multicolores

como fuegos artificiales al unísono

 

A la tierra prometida inicia el encuentro

mi buen corsario en su mágica nave

emergido del fondo del océano

libre de las ataduras terrenales

ansioso de deslizarnos más allá

más allá de la atmósfera y aterrizar

a explorador de lejanas estrellas