“Duele nacer, duele vivir,
duele querer, duele morir”.
El sufrimiento es el precio que pagamos
por amar, por luchar, por existir,
la moneda de cambio que la vida
nos exige para sobrevivir.
Gocemos pues de las viandas y las copas,
brindemos siempre por la felicidad,
por el amor, por la fe, por el mañana,
por ese mundo que nos quieren robar
con mandamientos, con leyes y con porras,
con unos medios que ocultan la verdad.
Sal a la calle y abrazate al hermano,
a ese que duerme tumbado en un rincón
a los que comen de los contenedores
a esos muchachos carne de botellón,
a esas mujeres vejadas, maltratadas
que sobreviven sin el amor de Dios.
Abre tus brazos al tiempo y al espacio
abre tu mente, tu fe y tu corazón,
la madre tierra espera tus abrazos
eres su hijo y sufre tu dolor,
canta, dibuja, escribe, planta un arbol
y no te quedes durmiendo en el balcón
que de la aurora al ocaso media un soplo,
quizás mañana ya no amanezca el sol.