Me evado de la realidad
y allí me quedo ,
despojada de dolor ,
toda echa ensueño .
No existe la tristeza ,
todo es dulzura ,
vuelvo a ser esa niña
de oro y luna .
Me evado de la realidad ,
soy habitante ,
de cálidos abrazos ,
de amor constante .
Allí dónde florece
la primavera
y el viento es caricia
qué al alma besa .
Me evado de la realidad
y en mí equipaje
vuelvo a ver esos ojos...
¡ Los de mí madre !