Te doy mis ojos cafés claros
que aprendieron un día a verte
con inusitada ternura;
Te doy mis pensamientos raros
que hacen que en mi mente despierte
tan solo por a ti quererte
la apoteósica locura.
Daría todo por tenerte...
el cielo ¡aún no siendo mío!
yo también podría ponerte
en tu alma un sol cuando haga frío.