Tengo un alma vieja y cansada,
que intenta refrescarse con gotas
de rocío y turbulencias de madrugada.
Cuando nace el mundo todo,
y es un tizón ardiente,
mi alma, viajera e insomne,
está lejos de ese mundo y de ese universo,
no por kilómetros de distancia,
sino por ese anverso y reverso
que la mantiene atada al silencio.
Tengo un alma ofendida y maltratada,
que no tiene piedad alguna consigo misma.
Y es una pluma mecida, por un viento
indiferente y extraño-.
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