Te quiero a veces y a besos, caricias de fuego que ahoga mi tormenta
Te quiero por las tardes y en los delirios de mis madrugadas
Así en el bullicio del día pero más en la calma naciente de mi almohada,
en la pasión de mis sábanas tibias, te quiero tras el lóbrego invierno
te quiero en el todo de mis abriles y en la nada de tus sábados,
en tus silencios que alargan mi agonía,
en la sed de tu boca escurriendo mi nombre,
en tu espalda donde buscan refugio fugitivos mis dedos
en mis sueños , en mi marea y tu espera
y en el café por la mañana.
Es tan simple como quererte aún en la lejanía que a tu voz
se vuelve tan cercana.