Misael Gaston

VUELVES A MI

 Pudiste ocultar en tu semblante sombrío,

la lúgubre paz que entrega el silencio,

pudiste sembrar de gestos risueños,

la infértil extensión de nuestros sueños.

 

 Quiso el capricho aleatorio, soberbio e implacable,

sobornar a la suerte y tentar a lo improbable,

quiso suplir de lamentos fugaces y olvidados,

el cruel resplandor de un sollozo inenarrable.

 

 Porque solo se mece agonizando en su quietud,

estación definitiva de un reposo cotidiano,

que mientras agujas rotan sin descanso,

se confunden con el tiempo que la hoz ha robado.

 

 Con el mínimo argumento que desvanece la cordura,

y aferrado a la  creciente y impetuosa frustración,

con la daga doble filo que regalan los recuerdos,

y el veneno inevitable que impregna la desazón.

 

 Desengaño de la vida, acuden a mi las ideas,

las tenaces proyecciones que jamás podrían ser ciertas,

las formas irreales de muestreo irrelevante, 

y escalofriantes producto de una fase inalterable.

 

 Vuelves a mi, aunque nunca te hayas ido,

se que te veo en una claridad austera,

aunque la luz se haya mudado indiferente

por brillante puerta caoba nunca abierta.

 

Papá, te quiero desde antes de entenderlo,

 y lo haré incluso al olvidar que signifique...