Te me ofreces mejor que una mujer,
mucho mejor que el proceloso mar
o el infinito cielo desbocado.
Te me regalas, te me das y exhibes
tal y como tú eres,
por eso puedo yo vivir mi vida,
hasta inclusive amarla, por tu acción.
Tú le das su sentido puro y definitivo.
Has escrito en mi alma un himno inédito
a través de palabras imantadas:
capaces de arrastrar a los más débiles.
Al compás de ese himno iré por ti
hasta besar tu boca. Eres la magia
que hace posible lo imposible.