Un hombre, símbolo de fuerza y gallardía.
Una mujer lo mira y le coloca las preseas;
lo adorna con su amor y con su fantasía.
Si le toca ser sincera lo justifica como sea.
***
¡Para la mujer seducida ese será su galán,
y para él, los piropos y floreos, sobrarán!
***
Cierto es que, los seres seducidos sueñan,
viven en un limbo imaginándose historias
de las princesas que, de ellos, se adueñan.
Entran al debate del amor contando glorias.
***
¡El aspirante no se percata que, si llegó a ella,
es porqué ella lo vio, y allí, no habrá querella!
***
El sujeto que amplía la mirada ya fue mirado.
Una, nada distante dama, puso sus ojos en él.
Ella sabe de hombres, y ya él, está cautivado.
Y lo que ve en sus ojos, tiene el olor de la miel.
***
¡En el juego del amor nadie gana y nadie pierde;
ambos desean ganar y es sano que, se recuerde¡