Desde que venimos al mundo
hasta el día de la sepultura,
la vida no tiene otro nombre
que una difícil y gran aventura.
Marchamos al ritmo de la vida
intentando poderla conocer
y en la medida en que vivimos
hay un camino por recorrer.
La vida es demasiado corta
y nadie la tiene comprada
y tener una vida larga y plena
para nadie está garantizada.
La vida se lleva con calma
muy relajado y sin apuro,
para que cuando nos golpee
no lo sintamos tan duro.
Debemos tener aspiraciones
y luchar con mucho empeño,
para lograr hacer realidad
las grandes metas y los sueños.
Aquellos que logren llegar
a la vejez o la edad madura,
con gusto podrán decir
que vivieron la gran aventura.
Autor: Alejandro Díaz Quero
Villa de Cura,11/10/2021.