Quiso la vida de besos rosa marcarme
y envolverme en la vena de tus versos.
Y yo que acariciaba la hora de marcharme,
estoy acá, ahora, para acariciar tus besos.
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Presentía que eran unos besos de mentira,
los que tú, al final me ibas a dar.
Sé que tu alma contra tí y contra mí conspira.
También, yo sé que tú me quieres besar.
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¡Te lo he dicho, no tienes que hacer nada!
Vente y vámonos a nuestro deseo pasear.
Quizás mi alma hoy de mí y de ti se apiada
y quizás, quizás, yo me entregue a tu besar.
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Te he dicho: que no seas tan desconfiado.
Mira, que yo soy una persona de fiar.
Con tu actitud, ya simulas a un porfiado,
que se aleja, porque no puede confiar.
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¡Sabes que, mis besos no son de nadie
y no me escondo, para qué lo voy a negar.
Te quiero, pero, busco a alguien que irradie.
A lo mejor, por uno plantao, me dejaré besar.
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Ante tantas dudas, una cosa a ti te digo:
mis besos son míos y yo no los vendo.
Te pido que no te pongas de mendigo,
porque vengo un día y te sorprendo.
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¡Sé que, nada más ayer, tus besos eran míos,
hoy, nada tengo y siento por tí, un vacío sombrío!