Yo no te andaba buscando,
Tú no pensabas en mí.
Yo no soñaba contigo;
Pero ves, te conocí.
Solo bastó una mirada;
Aquella mañana fría,
Mirada como estocada,
Que cambiaria mis días.
Los dos fuimos atrevidos,
Esa mañana en Diciembre.
Y así robaste por siempre;
El control de mis sentidos.
Aún recuerdo tu dulzura,
En tu primera llamada,
Tenías mucho de ternura,
Y más, de ganas guardadas.
Y regalando una rosa,
En ese tierno embeleso,
Hiciste tuya mi boca,
Y la llenaste de beso.
Así poquitico a poco;
Fue creciendo nuestro amor,
Que nos fue volviendo locos;
De incontenible pasión.
Respeto, complicidad,
Alegría y confianza,
Han sido firmes alianzas,
Para nuestra realidad.
Y aquel diciembre bonito,
En que empezó nuestra historia,
Lo guardo hasta el infinito.
Lo guardo siempre en la gloria.