Ella me miró
y no encontré una excusa,
para evitarla;
no sé hace cuanto tiempo me observaba
pero;
Sí,debo confesar que sus ojos
trajeron luz a mis sombras.
No sé si es un hechizo,
pero no dejo de verlos,
qué magia tienen sus palabras,
no dejo de leerlas,
escucharlas y sentirlas.
Podría escribir día y noche
acerca de sus ojos cafés
de la serenidad y la pasión
con la que me mira,
de su destello,
de la inmensurable sonrisa
que esbozo al saberla.
Si ella supiera
que le pienso,
y que en las noches de estrellas fugaces,
ella es mi deseo.