Alfredo Saez

-El Maldito-

 

Llegó tu aguardado tiempo de guerra

yéndose así la dulce placidez de la paz,

pero a ti, amigo, nada conmueve ni aterra

que allí está tu elusiva y viscosa vida falaz.

 

Vibraste en aquella  tan medrosa trinchera

donde viste por doquier como la muerte planea

y psíquico ya gozas con la promitente calavera,

ronquidos rotundos de un vasto cielo que no clarea.

 

Tus huestes ganaron la marcial, trágica contienda,

 y tu vuelves con esa dorada medalla del alma herida,

martirizada sangre que ningún combatiente olvida.

 

La horrísona verdad marcial te fijó una enmienda:

derrotado perdiste para siempre la lúcida razón,

traumado veterano ¡cabeza de ratón y cola de león!