Miguel Angel Garrido

EXILIO DE TIBERIO EN RODAS

Mis ojos no ven otros mares y cielos

que los de Rodas. Vuelvo con nostalgia

al puente a las orillas del Tíber

o la colina del monte Aventino.

Sus verdes lomas y el sol en declive

bajo esos valles de César Augusto.

 

Quizás ya nada importe al exiliado,

los años por fin legan claridad.

Juzgar no puedo a los hombres ni quiero

mas el presente va urdiendo traidores;

aún les molesta mi largo aislamiento

a las erinias como Julia o Livia.

 

Ovidio poemas de amor ha dejado

y su corona sin flaquezas gana.

Rendido a la nostalgia que destila

un odre lleno de vino, cansado

tras batallas y duelos, y mentiras,

parezco un naúfrago en aguas espesas.

 

La vida o Roma miro lejanamente,

con ellas a mi gloria renuncio.

Me atrapan otros más ocultos sueños:

aquel rosado pecho de Vipsania,

un mundo sin las gentes que detesto

y sus fugaces brillos en la Historia.