Y sí, que Chalmer invitó a ésa joven al bar. Porque ella sí, que lo quería así, también. Porque ella llega al bar y lo busca sí, a Chalmer entre la gente que pernoctó allí esa noche. Pero esa noche, fue sólo y solamente esa noche, se conocieron y entablaron una conversación, pues, en el bar había de todo para poder hablar vehementemente. Ella, una joven del pueblo, que subía por la jalda hacia el bosque boscoso para poder talar un poco de madera y así llevar a su hogar y calentar el frío con leña a la chimenea. La cruz que lleva la gente allí con la nieve, se sienten tan cansados como el haber sido engañada esa joven por Chalmer para poder amar y sentir el fuego en el invierno y más que eso en su piel como de costumbre. Cuando en el embate de creer en el alma desnuda de ésa joven en el bar la vé como la más inmensa sorpresa. Y en el coraje de dar la señal en querer amarrar el deseo de dar con el amor y el fuego y la pasión ardiente en el alma, como cuando en el alma se llenó de luz condescendiente y de iras insolventes si en el albergue de un Dios, sólo ellos sentían el calor y la pasión correr entre su cuerpo y más que eso entre sus venas. Era como correr en el sentido y saber que su fuerza era más que eso en el embrague automatizado de saber que la pasión era más grande que el mismo álgido viento o como el gélido viento que corre por allí con la nieve en alrededor queriendo dar fríos en la piel. Cuando en el frío se converge un álgido altercado entre el sentido del cuerpo y la piel seca muriendo de frío. Sólo él Chalmer un italiano-francés, quería abrigar a su corazón de fríos vientos, y de enredar a su amor en cada palabra que él le dice a ella para calentar su corazón y su piel. Que dentro del combate de creer en el amor a toda costa se dió lo más efímero, pero, la más valiente acción de creer en el ocaso vivo en saber que su destino era fabuloso y más con él, con Chalmer. Cuando en el alma quiso ser como la misma nieve para ser llevada o abrigada con el sol hasta calentar a su piel. Porque cuando en el albergue de tal situación se concentró en el alma devastada de creer en la mala percepción. Cuando se vieron en ese bar tan clandestino, y tan veraz como la pura verdad. Cuando en el alma se vió como la misma fuerza y como la misma esencia de malgastar la presencia de creer en ese bar a cuestas de la verdad. Deleitándose en la fuerza de gravedad al saber que su rumbo había tomado otra dirección. Cuando en el trance de lo imperfecto se vió atormentado y eficazmente atraído con la misma fuerza de querer atrapar el deseo y más la misma suspicacia de dar con el fuego en el invierno. Cuando, de repente, se vió frío y muerto de miedo, cuando en el delirio se fue como órbita lunar que vá atrapando el deseo de enamorar en el trance de querer amarrar en el delirio un frío nefasto que con el fuego del calor de sus pasiones se sentía como el mismo deseo de abrigar el combate y más el frío. Si en el trance de la verdad se vió aterrado al frío y al calor dentro del comienzo de creer en el fuego en el invierno o en el ocaso frío. En dar con el final o con el desenlace de ver una sola situación cuando en el embrague de todo se vió atormentado de ver el reflejo y de un sólo sol en esos días. Porque cuando en el alma quedó como órbita lunar desatando un sólo frío, en la sola nieve y en el sólo reflejo de creer en el alma una verdad. Cuando en el deseo se vió como el fuego en la pasión construyendo un sólo amor, en que el deseo se volcó como el mismo desastre de creer en el deshielo del alma sintiendo el frío en el alma. Como cuando se fueron del bar tanto Chalmer como la joven, desatando una furia latente y candente de creer en el alma una sola luz. Y se la llevó a un hotel cerca de ese bar y de ese bosque, cuando clandestinamente se entregó en cuerpo y alma a ése amor. Y perdidamente se vió celosamente amando a ése hombre y ése hombre amando a ésa mujer. Y se vió eternamente frustrado porque aunque se amaron efusivamente y vehementemente pasional con gotas de pasiones que quedaron claras y contundentemente evidenciadas de que sí, se amaban. Cuando en el alma de ambos se vió atormentada y fría como el mismo frío álgido que se pierde entre el viento y más por el aire como el fuego en el invierno o como en la misma chimenea. Y se hablaron ellos, una sola conversación en que sólo se vió el deseo ambigüo, el anhelo frustrado, y el amor sin ser correspondido y ella comenzó la conversación y le dijo…
-“Sí, nos amamos y nos quisimos, pero, sin amor…”-,
Y Chalmer le responde que…
-“Pero, si yo te amo…”-,
Y ella le contesta que…
-“Si yo nunca te dije que te amaba…”-,
Y Chalmer le dice que…
-“Pero, si yo creí que me amabas a mí…”-,
Y ella le dice y más que eso le confiesa a Chalmer que…
-“Es que yo amo a otro hombre...ésto solamente fue pasión, deseo y…”-,
Y Chalmer la interrumpe y le dice que...
-“Pues, me usaste nada más… amando a otro hombre y pensando en otro hombre…”-,
Ella calla y se marcha lejos en busca de ése amor, de ése hombre el que ella amaba con todo su corazón y con el alma muerta de deseos vivos. Y Chalmer queda solitario, indefenso, y con el alma rota. Pues, en el alma quedó herido y sin Dios, cuando su alma la apostó al mejor postor y dejando saber que su alma corre por el mismo tiempo en que casi caduca un tiempo sin precedente. Y Chalmer quedó solo y en una eterna soledad que se le entristeció el alma, sus ojos y más que eso se entristeció en la calma dejando saber, que en el tiempo y en su universo dejó a su amor en el mismo corazón, hiriendo pulso a pulso, gota a gota el saber que en el mañana no habrá otro igual, con la misma desesperación de creer en el alma abatida de espantos nocturnos desde la noche anterior. Cuando en su alma y en su triste corazón interrumpió un sólo destino, en el cual, se enredó entre su propia alma. Y quiso Chalmer saber que su alma se debate a una sola desesperación. Cuando en el alma de Chalmer quiso ser como el mismo imperio soslayando en el tiempo y más que eso en el mismo acecho de creer en el alma desnuda de un sólo frío, pero, quedó como el mismo secreto de ella amando a otro hombre. Cuando en el alma quedó como el mismo ocaso muerto para él y vivo para ella. Y Chalmer solo y tan desesperado quedó como el mismo soslayo deseando amar a ésa mujer, pero, quedó tan solo y tan solitario como la misma soledad. Chalmer cayó en un total derrumbe entre su alma y con poder poseer a su alma de fríos y de escalofríos. Mientras que ella en busca de ese amor y de ése hombre, el cual, ella ama con todo su corazón. Y ella, sintiendo lo más suave y el más tierno de los instantes, cuando en el alma y en su propio destino se aferró al más tierno de los momentos, cuando quiso y halló lo que nunca en busca de ése hombre, el cual, ella ama con toda su alma. Pues, el destino y el camino se vió aterrado y horrorizado de espantos cuando no halla a ése hombre, el cual, era su propio camino y un destino, el cual, era como zozobrar en el mal desenlace de un final cruel. Cuando ella, ama a su destino y más a su perecer cuando el amor logró un grave error. Y ella en busca de ése hombre y Chalmer en busca de aunque sea una corta explicación, cuando en el momento se dió de cuenta de que el amor no existía para él. Cuando se derrumbó su camino y su destino, cuando en la certeza y en la crueldad se dedicó en la misma fortaleza de creer en el camino y en un destino más cruel como el perecer en el instante. Y el capricho de Chalmer, se dió la forma más eficaz cuando en su camino se vió forzado a crear en lo que más pasó en la forma más veraz de cometer el sacrificio de amar. Y él Chalmer se dedicó en fuerza y en voluntad a atrapar una fuerza y una gran fortaleza de creer en el instante en que se electrizó la forma de ver el amor en el alma, y más en su osada acción. Cuando en el alma se electrizó la manera de ver el cielo de gran tormento y de unas tinieblas y tan frías como el mismo mar perdido. Cuando en el imperio desnudo y tan real como lo inverso de un tiempo, se dió como la más mentira nefasta como el mismo imperio y como la misma desolación. Cuando en el tiempo y más en la osadía de ver el cielo de gris tormenta, se aferró a la calma y más la estancia de creer en el amor tan perdido. Y ella, sólo ella, aferrándose a un sólo amor, y a un sólo desconcierto de querer amar en lo que el destino cree que se supera automatizando al esperar, y de esperar por lo inesperado. Y Chalmer desesperadamente se vió aterrado al frío y más al desastre de creer en el ocaso vivo. Si al aire sucumbió el trance de lo más perfecto de dar con el silencio una verdad y era de que ella busca a su amor, a su hombre, al que ama el corazón. Si en el alma ofreció lo más fastuoso de un mal final. Y fue que ella busca a su amor y a su clandestino momento, cuando en el aire y en la forma de sentir el silencio más frío. Por que cuando en la forma de creer en el alma ella se fue del destino frío y quiso en ser como la fuente caliente en el alma, cuando en el alma, y más como el más suave de los instintos, se ofreció el suave delirio en creer en el mal desenlace. Y creó una fuente en espelunca, una cóncava desilusión, cuando en el alma, se obtuvo lo mejor del alma cuando su alma creó un sólo combate de ver y de sentir el suave murmullo en ver el cielo de gris y de tormenta. Cuando el tiempo no da como amor en el corazón, si ella se vió como rosa en el jardín amando y descubriendo el amor en cada desenlace final. Porque cuando el alma ama, se ama también el corazón. Cuando en el alma se abastece de calma cuando ella, sólo ella, se vió como el mismo jardín sin poder marchitar. Si él se vió ahogado y ahorcado como el más nefasto delirio eficaz dentro de un sólo momento, cuando en el alma y sus alas se vió aterrado al eficaz instante de querer entregar el alma fría a un viento álgido por querer volar lejos de ese hotel, cuando quedó solo, solitario y en soledad. Y Chalmer el italiano-francés ofreció lo más cálido de un desafío cuando el frío quedó en el más desastroso momento.
Continuará………………………………………………………………………………………….