El partido socialista de Vall d´ Uixó se congratulaba de que !por fin! el municipio era una verdadera ciudad educadora. La biblioteca era el lugar más concurrido de toda la ciudad. A las nueve de la noche , cuando cerraban se producía un ruido ensordecedor de sillas , toses, y bajaban por sus escaleras un montón de hombres y mujeres cabizbajos ataviados con el dornajo y el poncho. Salían de la biblioteca del centro muchas personas que vivían en zonas marginales . De este modo horraban luz y estaban calientes hasta las 9 de la noche. Algunos se paraban por los contenedores de basura, que eran como su familia, y a los que hablaban como si dentro hubiera un amigo. Alguna vez era cierto que al abrir la tapa se podía ver a alguien descansando.
Una de estas personas un día debió olvidarse su bandera en un contendor de basura que servía de frontera entre un gueto y a una zona de gente de clase media alta. La frontera estaba señalaba por el cubo de basura y las farolas. Las que alumbraban eran de las clases más adineradas , y la de los guetos estaban apagadas. Una de las personas que vivía en el lado oscuro iba con una linterna paseando con sus perros por qué era demasiado pronto para irse a dormir y estaba con las luces apagadas. Así que decidió ir a pasear a la zona iluminada. Al llegar al contendor observó que sobresalía una bandera socialista. Estuvo contemplando la imagen y pensó:
¿Quién la podría haber tirado?
La gente de clase media alta no utilizan ese contendor de basura. Era exclusivo para los miserables. Descartó que se tratara del desprecio de las clases altas al socialismo. Eso sería imaginable si estuviera en el polígono tres, en la villas palacios, en el contendor junto la iglesia del Ángel o la Asunción. No, esa bandera la había dejado allí un miserable. ¿ por qué? Quizás era un pobre diablo ilustrado a base de ir ala biblioteca a calentarse, y había abrazado el socialismo con esperanzas de que corrigiera las desigualdades. Y comprobando que su situación personal y colectiva era cada vez peor decidió tirar la bandera que representaba esas teorías como se hace con las cosas que ya no sirven, que están desgastadas. Una vez el hombre que paseaba con sus perros se convenció de que ocurrió todo tal como había pensado prosiguió su andadura buscando la única luz pública que se podía permitir, para ejercitar el único ocio que podía consumir: pensar en lo que le rodeaba y su condición social. Caminando hasta el centro se encontró con un conocido socialista. Le contó lo que había visto y la conclusión a la que había llegado.
Su amigo socialista le sonrió y le dio otra explicación también muy probable:
Nosotros tiramos primero a los pobres a la basura, desde entonces tendrán siempre nuestra bandera y nuestras simpatías para que no pierdan la esperanza.
Ángel Blasco, socialista.