“Por la barranca enmarcada . . .”
Bendito Dios, el Eterno Padre
que, cariñoso, compuertas abre
brotando el agua, nueva alborada
por el torrente de la cascada.
En su desplome se adhiere al río,
los borbollones en desvarío
causan estruendo, fragor, poder,
la magia, hechizo, de un renacer.
Surgen espumas blancas fragantes,
burbujas, pompas, frescas radiantes,
en la corriente que bien contenta
por la bajada recia, irredenta.
Va serpenteando en sus fugas locas
chocando fuerte contra las rocas,
mientras que el viento silba en concierto,
musicaliza un destino cierto.
El medio ambiente y la ecología
tornan realista la apología
de vida, linda naturaleza,
que nutre el bosque con entereza.
La flora emerge en aquel paisaje
sin querer nunca saber de estiaje,
así que viste muy colorida
en sus dominios de orgullo henchida.
Toda la fauna feliz se encanta
en la barranca del “río que canta”,
el Cupatitzio, lugar sagrado
del bello Uruapan enamorado.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Parque Nacional de Uruapan, Michoacán de Ocampo, México, a 21 de octubre del 2016
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)