Cuando Chalmer, se fue por el rumbo perdido, por la mala dirección de una pasión a escondidas y con tenue luz, y con poco aliento se fue con el frío de ese hotel para su hogar. Cuando en el alma trajo a su mundo un desconcierto favorito cuando en el alma se enfrío más de fríos y de una cruz en el alma, cuando en el momento se dió la más favorita sopresa de un final desenlace. Y era ella, la que en el zumbido de su propio oído se escuchó un sólo lamento, un sólo grito ensordecedor cuando en la alborada se enfrío el nefasto del tiempo, cuando ocurre el desenfreno frío, y tan tenue como la llama perdida, entre un fuego devorador que ocurre en ese hotel después de ese amor porfiado, amado y más que eso entregado en cuerpo y alma, y que por destrozar el alma ell se marchó lejos dejando estéril el alma y más que eso el cuerpo lleno de una paciencia inerte y tan fría como el delirio frío de caer en el alma una luz opaca y más muerta que la vida misma. Cuando en la alborada se dió lo más fuerte de creer en el combate de dar luz en el alma seguido por un tormento de inercias y de sinergias automatizadas de esperar por el mismo tiempo frío. Y en el hotel donde hubo pasión, entrega de cuerpos y almas, en desnudar la piel, y desafiar el ánimo en poder creer que allí hubo tentaciones frías y álgido delirio, y el fuego condensó lo que era un frío eterno, pero, nada de eterno sí en la forma de amar quedó y para siempre la órbita lunar atrapando dos cuerpos en un sólo amor y en su sólo corazón. Cuando en el tierno y en el ocaso de ese mal día en que ella se marchó lejos, dejando estéril el cometa de luz, y dejando en decepción la vida y más que eso el amor lleno de pasión. Y se encendió el fuego del invierno, el fuego de la pasión y de la más alta percepción cuando en el rumbo se dió cómo órbita lunar atrapando el desastre de creer en el rumbo a unos cuerpos amándose, con pasión de la buena y sin medida exacta con una exactitud y con una prontitud. Cuando en el alma se entregó la fuerza, las fortalezas y la vida en el alma cuando se dejó una huella, una virtud y un clara condescendencia autónoma de creer en la pureza de ese amor bendito. Y caminó cerro abajo por la jalda con que ella iba y venía subiendo y bajando por ella hasta lograr llegar al bosque, por dónde se cree en la ilusión y más que eso dejando la cruel decepción hacia otro lado y tan funesto y tan cruel como la misma herida. Cuando ese fuego se puso y logró poner en calor a ese frío. Cuando en el alma se debió de entregar el frío y más que eso el ocaso vivo en querer amarrar el deseo y más que eso en el alma fría de un nuevo ciego porvenir. Cuando, de repente, se vió inalterado y tan frío como el mismo viento álgido. Si, de pronto, se vió como el gélido viento, y como el ineficaz instante cuando ese fuego clandestino era vivaz como el tormento cuando Chalmer salió de allí de ese hotel, y fue el fuego en el invierno que avivó la desesperación en ese fuego voraz como aquella misma pasión que vivió entre ambos, cuando se amaron en ese hotel. Cuando en ese hotel se vió la espera y el tormento de creer en el alma fuera de lo común, se aferró al desierto y más al combate de creer en el alma sin luz, caminó cerro abajo y en esa jalda en la cuál ella sube para buscar leña para la chimenea con el frío o con la nieve en el invierno.
Continuará…………………………………...