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**~ Novela Corta - Fuego en el Invierno - Parte IV Final~**

Y sí que era el fuego en el invierno, ese fuego de la leña que enciende lo más perfecto de la vida misma. Si en su mundo tanto su atracción era que el deseo se convirtió en el trance de la verdad, si en el instinto se vió como el mismo desenlace de creer en el alma muerta de fríos. Y caminó sí, Chalmer hacia el bosque y ella también en busca de ése hombre, el cuál, ella ama con toda su alma. Y ése hombre, por el cual, ella lo dejó a él, como todo príncipe azul desatando la ira insolvente de creer en el amor y en la pasión. Desnudando en el delirio de la supremacía autónoma de creer en el alma ciega por un amor y una bella pasión. Si, de repente, se vió inalterado como la misma fortaleza de creer en el amor a toda costa, desatando una furia tan ensordecedora. Si en el mañana se detiene como aquella nube de algodón, no se detendrá el viento susurrando al oído por aquella nueva pasión en aquel hotel. Cuando en el tiempo y más que eso en el ocaso vivo de un solo tiempo quedó como como el viento desnudando el mismo instinto. Cuando él se aferró al deseo inocuo y trascendental y viceversa, porque el modo de actuar se agotó, como gotas que se convierten en la alborada llena de pasión y de buen gusto por el amor clandestino, fugaz y tan vivaz como el mismo tormento. Cuando en el momento se vió aterrado en ser como el mismo embate lunar. Y Chalmer el italiano-francés, se vió atormentado y tan frío como la misma nieve fría que camina por el viento y más por el bosque dejando inerte el frío. Cuando en el embate de creer en el alma se intensificó más en saber que el frío automatizó a la gran espera de esperar por el rumbo incierto. Si en el alma se sintió como un gran desafío, y un frío nefasto que quedó por siempre entre ella y Chalmer. Y en el instinto se aferró al desamor y al desprecio en el amor, porque ella ama a otro hombre, el cual, no era precisamente él. Cuando en el ama se sintió como el alma desbaratando la osadía en el día de creer en el ocaso vivo, cuando Chalmer caminó por el tiempo y más por el ocaso, pero, tan frío como el alma muerta y sin más amor que el propio destino álgido. Cuando en el alma se vió reflejado el mismo sol y en el mismo camino. Cuando en el alma de Chalmer se vió aterrada al salir de ese hotel. Porque aunque nunca se enteró del fuego que hubo en ese hotel, se vió horrorizado de espantos en querer amar el bien. Y el bien era el amor de ella, cuando se supone que comienza a creer de que su mundo cayó en el desenfreno por igual forma. Cuando en el alma de Chalmer el italiano-francés, se vió alterada de un frío muy tenebroso, cuando baja la jalda para ir a su hogar sin pensar que ella vá por el mismo rumbo y por la misma dirección, cuando en el alma se aferró al deseo muerto y tan vivo como poder llevar hacia la desventura de ser un calor que se dió, pero, no triunfó más que poder dejar un frío tan nefasto como el poder ser un vagabundo del amor. Cuando el alma quiso ser como el mismo deseo de envenenar la osadía que por el día se edificó como la nueva aventura de ser como el desastre en ser como el aire o como la nueva desventura. Cuando en el alma triunfó como el aire o como el sosiego clandestino en que sólo se siente como la pena y el dolor de dar con el reflejo del sol en los ojos negros de ella, sólo de ella, mirando y observando el calor muy dentro de ella como la pasión en ardiente fuego en el invierno aquel. Y sube por la jalda aquella cuando se siente como un sube y baja, cuando en el juego de niños volvió a ser como el desastre nuevo y en cada perfección. Cuando en el alma se dió como el mismo imperio de un sólo embate de creer en el calor desnudando el alba como el arcoiris dando luz en el calor en el silencio. Cuando en el trance imperfecto se tronó desesperadamente, pero, tan inocuo como salvar el único desastre de creer en lo perfecto de dar con el silencio. Y llegó al bosque Chalmer herido, adolorido, y sin Dios, quiso morir cuando la recordó, la pensó y la imaginó, cuando en el tiempo y en el ocaso se perdió el único desastre de dar con el silencio automatizando la espera y tan inesperada. Y cayó de rodillas allí mismo, en donde conoció a ésa joven, por la cual muere de amor. Cuando, de repente, se pierde su ilusión en un ilusorio destino y en un fugaz encuentro cuando en el aire se dió lo más fuerte de dar como la llave en el tiempo de un corazón muy cerrado al amor. Si en el deseo se dió como el tormento frío o como el invierno que pasaba, cuando en el ambiente frío y de un desastre nuevo se vió álgido como el mismo frío invernal que sucedía en el mismo instante en que se dedicó en ser como el frío invernal cuando en el aire se dedicó la fuerza en espelunca cuando la fuerza no se debilitó nunca más. Cuando en el alma se dedicó a amar fuertemente y como la misma debilidad en creer en el alma y con la mala suerte de ese amor tan funesto quedó. Cuando en el alma zozobró en el alma quedando herido y sin Dios, cuando en la alborada quedó como el mismo desastre de quedar en el imperio soslayando de pena y de dolores tan inmerecidos. E inmutando la ira de su alma se fue por el rumbo sin dirección, cuando en el alma cayó como calla una pasión como el mismo fuego en el invierno cuando quedó como el alma sincera dentro del ocaso frío que desnudó a su piel de un frío tan gélido y tan real como la forma de atraer el nuevo pasado entre ambos, de creer en el alma muerta de una luz sin convencer ni condescender. Y ella subiendo la jalda, fría y con ilusiones ni decepciones, sólo quiso amar a su hombre al que ella busca con mucho ahínco y con mucha pasión y con la misma pasión en que él la amó por primera vez en su vida. Cuando en el delirio y en el ocaso vivo, se aferró ella a un sólo por qué y tan desnudo como el haber sido y tan vivaz como el mismo tormento. Cuando en el torrente de sinsabores quedó como el aire desnudo, y tan real como el haber amado a ésa mujer en aquel hotel. Cuando en el aire sucumbió de un sólo trance verdadero y de creer en el hechizo de dar con la mala suerte de dar con la única verdad de que su amor no era lo que ella esperaba sino mejor. 

Cuando ella sube por la jalda, sí, reviviendo un sólo momento y un sólo instante de creer en el alma desnuda y sin saber de que el comienzo yá finalizó. Cuando en el alma quedó como el aire o como el mal deseo de hacer creer en el amor como el único fuego en el invierno frío y tan gélido como el mismo tormento. Cuando ocurre el mayor desastre y se da con el nefasto frío que delicadamente se cuela en la piel. Cuando en el aire se sintió como el suave delirio latente como candente como el mismo fuego en el invierno. Si fue como lo más áspero en la piel, como lo más delicado en el invierno y como la más mala suerte en creer en el mismo instinto suave y tan tierno. Cuando se sintió como el mismo imperio soslayando la misma mala suerte. Y en poder creer en el desierto mágico de la soledad, se sintió como el más candente fuego en el invierno. Si en el mismo imperio de creer en su alma tan vivaz como al mismo tiempo, ella no se calmó en poder llegar y subir la jalda para llegar al bosque boscoso donde ella tala los árboles en señal para adquirir leña y para calentar el frío con la chimenea. Y ella, sí, le dijo una vez que la pasión vá como el fuego en el invierno, pero, no, no quiso más que ser como el mismo frío sin latente calentura de un fuego clandestino. Y se fue ella por donde sale el sol en el crepúsculo, si ese día después de ese hotel donde se amó en la noche anterior, quiso ser fuerte y audaz y tenaz, pero, zozobró en el tiempo y más que eso en el frío amanecer cuando en el alma quiso ser fuerte como esa leña, pero, no fue más que un árbol talado. Cuando ella llega a ese bosque boscoso y lleno de iras insolventes, cuando lo vé de rodillas allí en el bosque y sí que era el hombre que ella busca. Pues, él le tendió una trampa en poder reencontrarse en aquel bar para poder conocerse más y más, dejando estéril el corazón y una pasión llena de bondades y de delirios suaves cuando se amaron en ese hotel. Pues, ahora ella le tiende la misma trampa y con la misma moneda le dijo ella y que ella busca a un hombre, el cual, ella ama con todo su corazón. Pues, no, no era otro hombre sino él mismo Chalmer. Cuando en la alborada de ese día se vieron en el bosque y tan boscoso como la misma leña, en la cual, les da para abrigarse del frío y con fuego en el invierno. Cuando en el alma se ofreció un delirio y tan delirante como latente. Y ella lo llama por su nombre y le dice que…

 

-“Chalmer, Chalmer, Chalmer…”-,

 

Y ella le grita su nombre cuando en el amanecer se vé el sol…

 

Él se voltea a ver quién lo llama y era ella la mujer que él amó en el hotel...  

 

Y él le dice y tan herido, desolado y abandonado por el amor y por la pasión que…

 

-“¿Quién me llama, si la mujer que amo me dejó sólo y con el fuego en el invierno en la misma piel…quiéééééén me llama...?”-,

 

Ella poco a poco se acerca a él, dejando caer su vestido suave y delicado, cuando el frío socavó muy dentro de la piel…y ella le dice que…

 

-“Chalmer, era una trampa, tú eres el hombre que busco yo…”-,

 

Chalmer con lágrimas en sus ojos, vió que el frío se había detenido en su piel, y que su alma recobra buen semblante, y no deja de dar gracias a Dios, pues, era el amor que él amó más en su existir y en su corta existencia. Y dijo que nunca más hará trampas ni bromas, ni decir más mentiras, cuando en su alma y en su virtud, se dedicó en ser como el ave podar volar lejos, y zucumbió un sólo buen deseo en saber que su vida había cambiado a buena suerte. Y ella le dice más que…

 

-“Mi nombre es…”-,

 

Y él le dice que no me importa tu nombre, porque él observa el bosque, y sabe algo que la leña es como la misma buena suerte en caer sobre su instinto y en su sacrificio pasional y miró a Julia como si fuera el último instante en su corta existencia y le dijo que la ama, y dejó que el fuego en el invierno pueda caer en la pasión ardiente y tan latente y tan candente amor como si estuviera tan enamorado y como si estuviera tan ilusionado, pero, sólo él fue sólo un iluso, y con ilusorio destino se vió solo, herido y abandonado por el amor y la pasión. Y el hotel hecho cenizas yá, de un fuego devorador y tan clandestino que le dejó sólo un fuego en el invierno dejando sola el alma y más de fríos, cuando el fuego le consumió hasta el alma, si nunca salió de allí por llorar a un amor, a su primer amor y fue el fuego en el invierno que le dejó el alma en trizas y más fría que un hielo sobre la piel. Si Chalmer se fue por donde se fue el dolor, el amor y la pasión, y sólo le quedó el fuego en el invierno... eterno…devorando a su piel y más a su siniestro cálido y tan siniestro como ser tan muerto por un sólo fuego en el invierno...

  

 

  

 FIN