Un punto cardinal repentino e inédito
esboza el hogar de un hada escorpión ,
en las cárceles de la luz.
Extravío de la savia vencida por la sangre,
trastoque de la vendimia del roce
como edad perfecta,
que divide por doquier,
su procedencia eterna.
Ofrenda en el altar de la mirada absorta,
deriva entre bostezos pelirrojos de corcho
y hojarasca varonilmente descamisada,
naufragio de mil vestigios
aventados en la dunas parásitas
de las cartas enmudecidas.
Equilibrio soñado
entre tu voz trenzada
y mi voluntad de espiga.
como ruiseñores
Los besos de soslayo
también se apuran
si son sonajero de la luna
al sol desparejado del mediodía.