Las rejas de esta cárcel son como una parrilla
donde se usan mis horas melancólicamente;
es estrecha esta cárcel como en ancha Castilla;
la esperanza está lejos como el sol en Oriente.
Oh turrón de Jijona; Oh yemas de Sevilla,
oh pavo con castañas, oh roscas de aguardiente,
oh manjares que alegran la Navidad sencilla,
¿os probará en la cárcel mi gula impenitente?.
La conjetura horrible me tiene sobre un ascua,
pues si ya, por desdicha, nos hicieron la pascua,
mal será que nos la hagan en la Pascua de veras,
o que los Reyes Magos, montados en camellos,
se encuentren con que al África fuímos en busca de ellos,
no en cunas infantiles, sino en sucias literas.
MADRID,11 DE DICIEMBRE DE 1.932
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Durante la breve estancia de Jose Antonio en la Prisión Celular
de Madrid, a raíz de haber sido detenido por suponérsele implicado
en los sucesos del 10 de agosto de ese año, los detenidos ocupaban su
obligado ocio componiendo un Semanario intermitente. La aludida
publicación se denominaba \"La Voz de los Arios\"; la colección apareció
fotocopiada en el período ELLAS, que dirigía José María Pemán.
El autógrafo de la Carcelera, sin firma, figuraba en su texto. José Antonio,
ajeno en absoluto al golpe de mano que inspiró Sanjurjo, no tardó en
aclarar su situación prescindente.