Olvídate de banderas
de himnos y de estandartes
porque tu patria es la tierra
y es tu meta el horizonte
ese que nunca se alcanza
por mucho que hacia él avances
pero- como la utopía-
te incita a ir adelante
a descubrir nuevos mundos
nuevas gentes, nuevos valles
donde los bosques respiran
perfumes primaverales
y los ríos acarician
tu piel entre sus caudales,
donde sus gentes trabajan
codo a codo y sin rencores;
sin envidias ni recelos
comparten peces y panes,
hacen crecer a sus hijos
en cuerpo y alma, más grandes
y no desean más lujos
que paz, amor y una tierra
que fecundar con su esfuerzo
sin cárceles y sin guerras,
donde aprender de sus viejos
y cuidarles como a niños
que esperan nacer de nuevo
y reemprender el camino.