En esas cartas que te escribí
mi inspiración agitaba sus alas interiores
con ese poder mágico para enamorarte
y esa ingenuidad de creer haber inventado palabras,
con esas ganas de que te inmutaras por mi oleaje
y sintieras las frondas de mi fuente primavera.
Estremecía mi diluvio para que cayera con ternura
y moviera el flujo y reflujo de tu emoción,
quería plasmar mis mariposas vagabundas
y se manifestaran en tu trigo;
pensé eran obras maravillosas
las letras perfectas para conquistarte.
Pero con el tiempo
las cartas se volvieron blancas
un jardín de leyenda
mis mariposas indecisas en el aire
vacilaban en mi panal helado
y mi fuente primavera se desvanecía.
Mis letras fueron cayendo en silencio
y hoy me percato al ver el cofre:
! era el don maravilloso de mi adolescencia !
Seguirá pasando el tiempo
tendrás aún el aroma de tu piel
se abrirán tus manos
sin esas cartas de gracias fugitivas
y tus cabellos ya encanecidos
transitarán por las calles con tejados rojos
y un enorme jardín crepuscular
que sólo será alumbrado
con la vieja lámpara de mi adolescencia.
Lale Neda ©